El bebé: Desarrollo en la semana 11 de embarazo.
En esta semana el bebé pasa a medir unos 6 cm., y su peso oscila entre los 8 ó 9 gramos, la cabeza sigue ocupando la mitad de la longitud, aunque se empieza a separar del cuerpo y cada vez se diferencia más la zona de la barbilla y el cuello.
Su piel todavía es translúcida y se pueden ver los vasos sanguíneos a través de ella. Los huesos comienzan a endurecerse, y los movimientos reflejos que presenta cada vez son de mayor complejidad, ya da patadas, se estira y tiene movimientos fluidos. Movimientos que irán en aumento según su cuerpo vaya creciendo.
A nivel de órganos muchos de ellos están formados por fuera y ya comienzan a funcionar. El pequeño empieza a deglutir de forma regular y a pasar líquido al sistema digestivo, que está en pleno desarrollo. Sus riñones comienzan a producir orina, siendo esta orina el principal componente del líquido amniótico. Este líquido tiene una función muy importante de protección para el bebé en caso de un golpe accidental y para mantener la temperatura idónea.
En esta semana también se empieza a desarrollar uno de sus reflejos más importantes, el reflejo “patelar”, comenzará a mover las piernas y a rebotar en las paredes del útero. Este reflejo es un recurso biológico que programa al bebé para andar cuando esté preparado para ello.
La madre: Cambios en la madre en la semana 11 de embarazo.
Es a partir de esta semana que empiezan a disminuir las molestias de las primeras semanas, aunque es probable que el cansancio y el sueño sigan presentes. Reiteramos lo mismo que en las semanas previas. Cada mujer puede sentirse diferente, y no a todas les disminuyen los síntomas por igual.
También se puede empezar a notar pesadez en las piernas y calambres debido a un empeoramiento del retorno venoso por la compresión del útero.
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