De todos modos, los partos prematuros a veces están provocados por afecciones médicas de la madre o factores de su estilo de vida durante el embarazo, como padecer diabetes mellitus, hipertensión, problemas renales o cardíacos, una infección, no haberse alimentado bien durante el embarazo, o los sangrados provocados por una posición anómala de la placenta.
Asimismo, los partos prematuros pueden obedecer a anomalías estructurales, al hecho de forzar demasiado el útero por llevar más de un feto (mellizos, trillizos, o más) o al consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales durante el embarazo. Los partos prematuros son más frecuentes en las mujeres menores de 19 años o mayores de 40, y en las que ya han tenido un parto prematuro previamente. No obstante, cualquier mujer puede tener un parto prematuro, y muchas madres de bebés prematuros carecen de factores causantes conocidos.
Los bebés prematuros tienen muchas necesidades especiales, de modo que deben recibir cuidados médicos diferentes que los bebés a término. Por este motivo, suelen pasar la primera etapa de la vida extrauterina en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Está diseñada para proporcionar a los bebés prematuros una atmósfera que les limite el estrés y que satisfaga sus necesidades básicas de calor, nutrición y protección para asegurarles un crecimiento y desarrollo adecuados.
Necesidades básicas de un bebé prematuro.
Los bebés prematuros carecen de la grasa corporal necesaria para mantener la temperatura corporal, incluso aunque estén bien abrigados con mantas. Por este motivo, se utilizan incubadoras o calentadores radiantes para mantener su temperatura en la UCIN. El hecho de mantener la temperatura de los bebés dentro de los márgenes de la normalidad les ayudará a crecer más deprisa.
Las incubadoras están fabricadas con plástico transparente y rodean completamente el cuerpo del bebé para mantenerlo cálido, reducir las probabilidades de infección y limitar la pérdida de agua. Los calentadores radiantes son camas abiertas que se calientan eléctricamente. Se utilizan cuando el personal médico necesita acceder frecuentemente al bebé para procurarle los cuidados que necesita. Un diminuto termómetro pegado a la piel del bebé se encarga de medir su temperatura corporal y de regular el calor.
Nutrición y crecimiento
Los bebés prematuros tienen necesidades nutricionales especiales porque crecen más deprisa que los bebés a término y sus sistemas digestivos son inmaduros. Los neonatólogos (pediatras especializados en el cuidado de recién nacidos a término enfermos y de bebés prematuros) miden el peso de los bebés en gramos, no en libras y onzas. Los bebés a término suelen pesar más de 2.500 gramos (aproximadamente cinco libras y ocho onzas), mientras que los bebés prematuros pesan entre 500 y 2.500 gramos.
Problemas de salud frecuentes en los bebés prematuros
Los bebés prematuros son más proclives a padecer diversos problemas de salud, sobre todo porque sus órganos internos no están completamente preparados para funcionar de forma independiente. Por norma general, cuanto más prematuro es un bebé, mayor es el riesgo de que tenga complicaciones.
Hiperbilirrubinemia
Una afección habitual y tratable de los bebés prematuros es la hiperbilirrubinemia, que afecta al 80% de los bebés prematuros. Los bebés con hiperbilirrubinemia tienen concentraciones elevadas de bilirrubina, un compuesto que se produce como resultado de la descomposición natural de la sangre. Las concentraciones elevadas de bilirrubina hacen que los bebés desarrollen ictericia, una tonalidad amarillenta en la piel y la esclerótica de los ojos.
Apnea
La apnea es otro problema habitual en los bebés prematuros. Durante una apnea, el bebé deja de respirar, su frecuencia cardiaca disminuye y la piel se le puede poner pálida, amoratada o azul. La apnea suele estar provocada por la inmadurez del área del cerebro que controla el impulso de respirar. Casi todos los bebés que nacen con 30 semanas de gestación o menos tendrán algún episodio de apnea. Las apneas se vuelven menos frecuentes con la edad.
Anemia
Muchos bebés prematuros carecen de un número suficiente de glóbulos rojos para transportar oxígeno a todas las células del cuerpo. Esta complicación, denominada anemia, es fácil de diagnosticar con pruebas de laboratorio. Estas pruebas determinan la gravedad de la anemia y la cantidad de nuevos glóbulos rojos que fabrica el bebé.
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