El bebé: Desarrollo en la semana 30 de embarazo.

El pequeño sigue incrementando su crecimiento, aunque a partir de este momento ya no será tan rápido como el que ha venido experimentando hasta ahora. Actualmente su medida desde la cabeza a los pies será de unos 39 cm. y su peso estará alrededor de los 1.500 gr.

Ya comienza a buscar su posición definitiva que tendrá al nacer, esto suele ser con la cabeza hacia abajo, aunque aún tiene tiempo para cambiarla hasta que llegue el momento del parto. Los movimientos que ya realiza son muy enérgicos, sobre todo con las extremidades.

Su sistema digestivo, el hígado, el estómago y los intestinos, cada vez asume más funciones y el feto sigue deglutiendo líquido amniótico para que este trabaje y se termine de desarrollar perfectamente.

También sigue desarrollando su capacidad de interacción con el medio a través de los sentidos. Su sentido del gusto ya es capaz de diferenciar entre los sabores dulces y salados y el sentido de la audición también ha madurado, permitiendo al bebé escuchar mejor los sonidos graves.

La madre: Cambios en la madre en la semana 30 de embarazo.

Tu útero sigue creciendo llegando a medir 30 cm. desde la sínfisis del pubis, unos 10 cm. aproximadamente por encima del ombligo, y, a medida que este crece, la pelvis se va aflojando y expandiendo, de forma casi imperceptible, con el fin de prepararse para el momento del parto.

Los movimientos del feto empiezan a ser molestos, sobre todo cuando se trata de patadas en la parte alta del abdomen, donde se localiza el hígado y el diafragma. Incluso cuando el bebé aún no se ha dado la vuelta molestan, ya que en ese caso, las patadas suelen dirigirse a la vejiga.

Conviene que evites el exceso de sal para intentar evitar la retención de líquidos y que elijas con sumo cuidado lo que comes para que los ardores, los gases y otras molestias abdominales, sean lo más leves posible.