El bebé: Desarrollo en la semana 16 de embarazo.      

El cuerpo empieza a hacerse más grande que la cabeza  por fin a partir de esta semana. Los brazos y piernas son más largos y definidos ahora. Incluso se mueven, aunque todavía no lo notes. El cerebro va tomando el control de los movimientos. Así, va creciendo la capacidad del bebé para responder a estímulos.

El feto puede flexionar sus extremidades y separar sus pequeños dedos, sobre todo, los de las manos. Esto es una señal de que interactúa con el ambiente que le rodea. Está desarrollando la propiocecpión. Puede incluso empezar desarrollar el reflejo de prensión. A partir de la semana 16 se agarrará a sus manos, sus pies o el cordón umbilicalTu bebé puede sostener erguida la cabeza y el desarrollo de los músculos faciales ya le permite realizar una variedad de expresiones, como fruncir el ceño.

La madre: Cambios en la madre en la semana 16 de embarazo.

Algunas embrazadas comienzan a notar movimientos del bebé a partir de esta semana, aunque lo normal es que sea un poco después. ¿Y cómo son los movimientos fetales? Las mamás los describen como burbujas, gases, aleteos de mariposa o culebrillas moviéndose.

También hay gestantes que se quejan de un aumento de la salivación, que puede aparecer al principio del embarazo y mantenerse hasta el parto. Esta salivación tan abundante llamada hipersialorrea o ptialismo parece deberse a un aumento en los niveles de estrógenos. Se recomienda realizar enjuagues astringentes y dejar el tabaco durante el embarazo. A veces es preciso administrar fármacos que eviten la salivación excesiva.

Los calambres nocturnos son frecuentes a partir de la segunda mitad del embarazo. Suelen ser contracciones involuntarias y dolorosas en las pantorrillas que llegan a despertar a la embarazada. Se deben a la compresión de los nervios de las piernas por parte del útero que ya está bastante aumentado de tamaño, a la insuficiencia de la circulación sanguínea periférica y a los niveles bajos de calcio y potasio circulantes. Lo mejor es masajear la zona contracturada y hacer estiramientos pasivos. Una dieta rica en potasio con alimentos como el plátano o las pasas pueden evitar la aparición de los calambres. No se ha demostrado que la ingesta de calcio mejore los síntomas.