La placenta es uno de los órganos anexos más complejos que existen. Posee una forma parecida a un disco aplanado, pudiendo alcanzar al final del embarazo un diámetro aproximado de 20 centímetros. La placenta se considera un órgano de intercambio entre el feto y la madre, en realidad es un órgano de intercambio entre los vasos sanguíneos de la madre y los del feto. Mediante la placenta, la madre proporciona al feto anticuerpos, oxígeno y nutrientes  como vitaminas, aminoácidos, azúcares, agua, lípidos o sales minerales. Pero también mediante la placenta, el feto elimina diversos productos de desecho como puede ser la urea o el dióxido de carbono. La madre elimina esos desechos a través de los riñones.

Otra importante función de la placenta es la de sintetizar hormonas. A esto se le llama función endocrina. La placenta genera diferentes hormonas pero una de las más importantes es la gonadotropina coriónica humana. Esta hormona es la encargada de que una estructura denominada cuerpo lúteo secrete una hormona que se conoce con el nombre de progesterona. La progesterona hace que se generen vasos sanguíneos y capilares para mantener el crecimiento del útero. Como curiosidad les diremos que la hormona gonadotropina coriónica humana es la que se detecta en los test de embarazo.

Además de la hormona gonadotropina coriónica, la placenta libera otras muchas hormonas implicadas en la implantación del embrión y en los cambios que se van produciendo en el cuerpo de la mujer durante el embarazo.

El líquido amniótico es un fluido que rodea al feto y que se forma a partir de la cuarta semana desde el embarazo. Inicialmente el líquido amniótico contiene sustancias provenientes del filtrado de la sangre de la madre, por lo que su composición será muy parecida al plasma de la madre con un grado de salinidad semejante al del agua marina. Pero con el paso del tiempo del desarrollo del feto, la composición del líquido amniótico será fundamentalmente derivada de los productos de desecho del feto.

Las funciones del líquido amniótico son varias. Entre ellas podemos destacar la de servir de amortiguador de golpes para el feto, reduce el ruido que el feto pueda sufrir, le mantiene caliente y le sirve de alimento ya que cuando el feto bebe líquido amniótico incorpora iones y proteínas de él. No les habíamos dicho que la composición del líquido amniótico se basa fundamentalmente en un 98% agua y el restante 2% lo componen proteínas, vitaminas o sales minerales.

Se había pensado que la placenta es un lugar estéril  que como ya les hemos explicado suministra oxígeno y nutrientes al feto. Sin embargo, hace unos días un equipo de investigadores de HoustonTexas, han publicado un artículo sugiriendo que la placenta contiene bacterias. También analizaron cuales eran esas bacterias y encontraron que algunas de ellas eran semejantes a la encontrada en la cavidad oral. Lo que no explican estos investigadores cual puede ser el significado de este reciente descubrimiento.

Pero el interés del líquido amniótico en la investigación biomédica ha crecido desde el descubrimiento que también contiene células madre semejantes a las embrionarias, es decir que podrían convertirse en células de cualquier tipo de tejido. Por ejemplo, si se administraran en tejido muscular potencialmente se podrían convertir en células musculares y la regeneración del tejido sería más rápida que si se tiene que regenerar el tejido muscular desde la división de las propias células musculares allí localizadas. Esto se llama terapia celular regenerativa y en este momento hay una intensa actividad de investigación en esta área. El interés de tener el líquido amniótico como fuente de este tipo celular es que en solamente 36 horas desde su obtención ya se han duplicado. Es decir tienen un crecimiento y multiplicación rapidísima y, según dicen losexpertos, no tienen riesgo de formar tumores. En el momento actual se conoce que las células madre del líquido amniótico son capaces de diferenciarse en células que forman el tejido óseo, el adiposo, el muscular, el endotelio vascular, el nervioso y el hepático.

Dice la historia que en el antiguo Egipto se utilizaba la placenta de gato para intentar eliminar las canas del pelo. Esto está escrito en el papiro Ebers,  que es una especie de libro médico que se debió de escribir cuando Amenofis I era el Faraón (entre los años 1525 a 1504 antes de Jesucristo).