Se puede distinguir entre dos versiones diferentes de mastitis: la que es causada por una infección durante la lactancia (puerperal), y la que se produce por la dilatación de los conductos mamarios, que se produce generalmente en mujeres mayores de 40 años (periductal).

  • La mastitis puerperal se desarrolla cuando los conductos glandulares del seno se infectan a través de grietas en el pezón, por donde ingresan gérmenes que se encuentran en la piel o en la boca del recién nacido, como estafilococos o estreptococos. Muchas veces esto va acompañado de la acumulación de leche, y puede ser debido a una mala técnica de la madre para amamantar. Esta afección suele provocar malestar general, cansancio, fiebre, enrojecimiento, dolor y endurecimiento de la mama. Cuando el diagnóstico es precoz, se recetan antiinflamatorios y antibióticos. También se recomienda aplicar calor y masajear la mama antes de dar leche, y se aconseja no cesar la lactancia, porque el vaciamiento del pecho ayuda a superar la obstrucción de los conductos glandulares. Si hay infección, el bebé queda libre de los gérmenes gracias a las propiedades antibacterianas de la leche materna.

En ocasiones, cuando la infección no se trata, aparece un absceso mamario, que es una acumulación de pus en el pecho. Dependiendo de su tamaño, puede requerir punción y tratamiento quirúrgico. En estos casos o si el estado de la madre lo demanda, podrá suspenderse la lactancia materna hasta que el problema se solucione, manteniendo la extracción de la leche por otros medios para disminuir la congestión mamaria.

  • La mastitis periductal es más frecuente en mujeres mayores de 40 años y se genera por la dilatación de los conductos galactóforos, donde se acumula secreción. Este proceso puede provocar la ruptura de estas vías y la salida del líquido hacia el resto del tejido mamario, lo que desencadena un cuadro inflamatorio, similar al de la mastitis puerperal.

A diferencia de la mastitis puerperal, en la periductal, es más difícil realizar un diagnóstico inmediato, porque no existe un antecedente tan evidente como la lactancia. Además, muchas veces la mamografía no permite identificar bien la afección, por lo que es necesario hacer una ecografía del pecho para descartar que el problema sea de otra índole. Sería recomendable realizarse controles clínicos una vez al año para poder tener un diagnóstico precoz de una dilatación que se esté produciendo en los conductos.

En cualquier caso y si se nota algún síntoma inusual debe siempre consultarlo con su especialista, nadie mejor que él para indicarle el tratamiento a seguir, o las pruebas que debe realizarse para descartar problemas más serios.