No conocemos una causa única que justifique la formación de miomas uterinos. Hay varias teorías que podrían estar implicadas como la teoría hormonal, en la que un exceso de hormonas (estrógenos y progesterona) juegan un papel importante en la aparición de los miomas. La teoría genética nos habla de una alteración local de unos genes que hace que la célula miometrial aumente de tamaño. Otra teoría es el aumento local de los factores de crecimiento local. Es probable que todos estos factores se interrelacionen unos con otros y que sean los causantes de los miomas.
Los miomas uterinos también se pueden desarrollar en los ovarios y en las trompas, pero son extremadamente raros.
Alrededor del 20-30 % de las mujeres tienen un mioma en el útero, y la mayoría no tienen ningún síntoma. En las mujeres africanas este porcentaje es mucho más elevado. Es muy raro que aparezca antes de los 20 años y la mayoría se diagnostican entre los 35 -54 años. Con la menopausia se reduce el tamaño de los miomas o incluso llegan a desaparecer.
Los síntomas más frecuentes son los sangrados prolongados y abundantes (que pueden provocar anemia) y también el dolor pélvico. Si los miomas son muy grandes puede dar malestar y dolor pélvico que suele ser por compresión como molestias urinarias, restreñimiento o incluso dolor al tener relaciones sexuales.
Es importante consultar cuando se presenten reglas abundantes y largas o aparición de dolor pélvico.
Los miomas uterinos se pueden diagnosticar con:
- La exploración clínica mediante el tacto vaginal puede poner de manifiesto un útero aumentado de tamaño.
- La ecografía pélvica por vía vaginal nos permite una visualización del útero y de la presencia de miomas.
- En algunos casos la resonancia magnética (RNM) nos informará con mayor precisión del tamaño y de la exacta localización de los miomas.
No es infrecuente la presencia de más de un mioma en el útero (útero polimiomatoso). Dependiendo de su localización se denominan:
- Suberosos: en la porción más exterior del útero
- Intramurales o intramiometriales : en la parte central del músculo
- Submucosos por debajo de endometrio ( la parte central)
¿Cuál es el tratamiento?
Dependerá de de muchos factores como el tamaño y la localización del mioma y la edad y el deseo reproductivo de la paciente.
- Para reducir las pérdidas de sangre pueden utilizarse antifibrinolítcos y tratamiento hormonal (plantear un DIU hormonado con levonorgestrel o contraceptivos hormonales o progestágenos). Estos tratamientos tendrán una duración variable de meses a años.
- En algunos casos debe considerarse el tratamiento quirúrgico, ya sea resecando el mioma (miomectomia) o extraer todo el útero (histerectomía) ya sea por vía endoscópica/ histeroscopia o por laparotomía.
- En casos muy seleccionados podemos plantear la embolización selectiva de las arterias uterinas, la aplicación de radiofrecuencia y también la ablación con ultrasonidos guiados por RNM.
La presencia de miomas en general no repercute en la fertilidad de la mujer. Hay que tener en cuenta los miomas que se hallan en la cavidad endometrial (submucosos) pueden afectar el transporte espermático. Los cambios endometriales pueden alterar la capacidad de implantación del embrión y aumentar la tasa de abortos. En estos casos se debería estudiar mediante histeroscópia diagnóstica cómo afecta a la cavidad. Los miomas gigantes (más de 7 cm) pueden implicar un problema para el desarrollo gestacional. Todos estos casos se deben de consultar y tratar antes de plantear una gestación. Y en muchos casos es aconsejable realizar una miomectomia antes de buscar un embarazo.
A pesar de eliminar los miomas, incluso su extirpación quirúrgica, pueden reproducirse. Si se han tratado mediante fármacos, los miomas pueden volver a aparecer al cabo de un tiempo.
No hay una prevención específica para la aparición de los miomas. Sin embargo, sí conocemos que el embarazo previene la aparición de miomas.
Actualmente hay estudios que se centra en conocer las células madre que controlan el crecimiento del tumor. Las líneas de investigación en cuanto al tratamiento se centran en fármacos para controlar los síntomas y posponer o eliminar los procedimientos quirúrgicos.