Cuando las niñas comienzan a transitar la pubertad (que suele comenzar entre los ocho y 13 años de edad), sus cuerpos y mentes cambian de muchas maneras. Las hormonas de su cuerpo estimulan nuevos desarrollos físicos; por ejemplo, el crecimiento y el desarrollo de sus senos. Aproximadamente después de dos o dos años y medio de que los senos hayan comenzado a desarrollarse, aparece el primer periodo menstrual.
Alrededor de seis meses antes de tener su primer periodo menstrual, las niñas pueden observar mayor cantidad de flujo vaginal transparente. Este flujo es normal. No hay necesidad de preocuparse por el flujo, a menos que genere un olor fuerte o picazón.
El primer periodo menstrual se conoce como menarca. La menarca no aparece hasta que todas las partes del aparato reproductor de una niña estén maduras y funcionen en conjunto.
Preguntas frecuentes que se les presenta a las niñas adolescentes:
¿Cómo llega la primera regla?
Cada chica la experimenta de manera diferente; algunas observan una mancha de sangre en su ropa interior. Otras, una pequeña mancha de color marrón porque la hemorragia es todavía muy ligera. La primera regla normalmente dura de 3 a 7 días.
¿Son normales las reglas irregulares?
Sí. Dos de cada tres chicas presentan ciclos irregulares, que se acaban ajustando luego en 1 ó 2 años.
¿Qué es un ciclo?
El ciclo de una niña se cuenta desde el primer día de sangrado en un mes hasta el primer día de sangrado del mes siguiente. Entonces, si una niña tiene su período el 8 de enero y luego otra vez el 2 de febrero, su ciclo duró 25 días (desde el 8 de enero hasta el 1 de febrero).
El aparato reproductor femenino
Las niñas nacen con ovarios, trompas de Falopio y útero. Los dos ovarios son de forma ovalada y se ubican uno a cada lado del útero (matriz) en la pelvis, que es la parte más baja del abdomen. Los ovarios contienen miles de huevos u óvulos. Las dos trompas de Falopio son largas y delgadas. Cada trompa de Falopio se extiende desde un ovario hasta el útero, un órgano en forma de pera que se ubica en el medio de la pelvis. Los músculos del útero femenino son fuertes y capaces de expandirse para permitir que el útero aloje al feto en crecimiento y luego ayudan a pujar durante el parto.
A medida que una niña madura e ingresa a la pubertad, la glándula pituitaria libera hormonas que estimulan los ovarios para que produzcan otras hormonas llamadas estrógeno y progesterona. Estas hormonas influyen de varias maneras en el cuerpo de una niña, tanto en la maduración física como en el crecimiento y las emociones.
Alrededor de una vez por mes, un diminuto óvulo abandona uno de los ovarios, lo que se conoce como “ovulación”, y se desplaza a través de una de las trompas de Falopio hacia el útero. En los días previos a la ovulación, el estrógeno estimula al útero para que se recubra con sangre y tejidos adicionales, de modo que sus paredes se vuelven más gruesas y acolchadas. De esta manera, el útero se prepara para un embarazo: si el óvulo llega al útero y es fertilizado por un espermatozoide, se adhiere a la pared acolchada del útero para luego convertirse poco a poco en un bebé.
Por el contrario, si el óvulo no es fertilizado, lo que ocurre en la mayoría de los ciclos mensuales de una joven, éste no se adhiere a la pared del útero. Cuando ésto sucede, el útero elimina el tejido adicional que recubre su interior. La sangre, el tejido y el óvulo sin fertilizar abandonan el útero y atraviesan la vagina para ser eliminados del cuerpo. En ésto consiste el periodo menstrual.
Éste ciclo ocurre casi todos los meses durante varias décadas (salvo, por supuesto, cuando la mujer está embarazada) hasta que la mujer llega a la menopausia y sus ovarios ya no liberan óvulos.
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