Aunque la mortalidad por cáncer de mama ha descendido en los últimos años sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer en España en las mujeres, constituyendo un importante problema de salud, tanto por su elevada incidencia y mortalidad como por sus repercusiones físicas, psicológicas y económicas en la población.

A pesar de los avances diagnósticos y terapéuticos, su pronóstico sigue dependiendo principalmente de la extensión de la enfermedad en el momento de la detección. De ahí que el conseguir un diagnóstico precoz siga siendo la mejor vía para mejorar las posibilidades de curación.

Las causas que producen un cáncer de mama todavía no están aclaradas, sin embargo sí se han identificado numerosos factores de riesgo. La mayor parte de ellos se relacionan con los antecedentes reproductivos que modulan la exposición hormonal durante la vida.

Los factores reproductivos que aumentan la exposición a los estrógenos endógenos, como la aparición temprana de la primera regla, la menopausia tardía o el uso de terapia hormonal sustitutiva después de la menopausia aumentan el riesgo, al igual que lo hace el uso de una combinación de las hormonas estrógeno y progesterona posterior a la menopausia. La nuliparidad (no haber estado embarazada nunca) también se relaciona con un riesgo mayor.

Otros factores que influyen son los antecedentes familiares de cáncer de mama, siendo mayor el riesgo cuando se trata de un familiar de primer grado, la exposición a radiaciones ionizantes, sobre todo durante la pubertad, y las mutaciones hereditarias relacionadas con el cáncer de mama. También el consumo de alcohol y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de mama.

Síntomas

Un nódulo palpable en la mama es el signo más frecuente por el que se consulta, generalmente no doloroso, aunque también es frecuente la retracción del pezón o alteraciones de la piel de la mama.

Si notase alguno de esos síntomas, debe consultar con su ginecólogo cuanto antes para que lo valore e inicie un estudio más profundo si lo considera oportuno.

Diagnóstico

Las pruebas de imagen orientarán sobre el diagnóstico, aunque se requiere siempre de una confirmación por biopsia para confirmar el diagnóstico de certeza de cáncer de mama.

Las pruebas de imagen que estudian la mama son:

Mamografías: Son imágenes de rayos X que detectan zonas anómalas en la mama. No tienen un 100% de fiabilidad por lo que pueden dar imágenes sospechosas que finalmente no sean malignas (falsos positivos) o dejar de diagnosticar algún tumor maligno (falsos negativos).

Ecografía: Técnica que utiliza los ultrasonidos para producir una imagen y que puede distinguir lesiones quísticas (rellenas de líquido, normalmente no tumorales) de lesiones sólidas (más sospechosas). Muchas veces esta técnica complementa a la mamografía. La ecografía también puede valorar el estado de los ganglios de la axila que son el primer sitio de diseminación del cáncer de mama.

Resonancia magnética nuclear (RMN): es una exploración radiológica que utiliza la acción de un campo electromagnético para la obtención de imágenes. Puede ser complementaria a las otras dos técnicas o utilizarse para estudiar otras partes del cuerpo como la médula espinal o el cerebro.

Si se sospecha de cáncer de mama el siguiente paso es tomar una muestra de tejido del mismo para analizarlo.

Biopsia: Consiste en la extracción de una muestra del tejido de la zona sospechosa para analizarlo en el microscópico y poder determinar las características benignas o malignas del mismo, así como el tipo de células tumorales, el grado de agresividad de las mismas y algún otro parámetro de interés a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento de cáncer de mama debe individualizarse y se basa en múltiples factores. El tratamiento óptimo requiere de la colaboración de cirujanos y oncólogos.

Hace unos años en los estadios iniciales el tratamiento del cáncer de mama se iniciaba con la cirugía y posteriormente se administraba el tratamiento sistémico y la radioterapia. Actualmente se puede ofrecer iniciar previamente a la cirugía y la radioterapia el tratamiento sistémico.

El objetivo de la cirugía es extirpar el tumor y analizar los ganglios de la axila.

Existen dos opciones de cirugía en las mujeres con un cáncer de mama localizado:

  • Cirugía Conservadora: Se extirpa el tumor con una pequeña cantidad de tejido sano alrededor. Su nombre se debe a que con esta cirugía se conserva la mama, pero en general se debe administrar radioterapia después con objeto de eliminar las células tumorales que pudieran quedar tras la cirugía en la mama.

La posibilidad de realizar una cirugía conservadora depende de varios factores como la localización del tumor o el tamaño del mismo.

  • Mastectomía: En esta cirugía se extirpa toda la mama. Las pacientes que se someten a este tipo de cirugía pueden reconstruirse la mama, pudiendo hacerse en la misma cirugía (reconstrucción inmediata), o después de finalizar todos los tratamientos (reconstrucción diferida). Para decidir el momento ideal de la reconstrucción deben valorarse muchos factores relacionados con el tratamiento y, por supuesto, de las preferencias de la paciente.

Radioterapia

Se basa en el uso de rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para destruir células tumorales o impedir que crezcan.

Se puede utilizar como tratamiento adyuvante, siendo complemento de la terapia local para eliminar las posibles células tumorales que hayan podido quedar tras la cirugía. O como tratamiento paliativo, para aliviar los síntomas.

Tipos de radioterapia:

Radioterapia externa: Una máquina fuera del cuerpo envía radiación al área donde está el tumor.

Radioterapia interna o braquiterapia: Se usa una sustancia radioactiva sellada en agujas, alambres o catéteres que se colocan en la zona tumoral.

Los efectos secundarios más frecuentes de la radioterapia sobre la mama son hinchazón local, alteraciones de la piel y cansancio. Estos efectos desaparecen en unos meses. Algunas veces hay una disminución del tamaño de la mama y se muestra más firme.

Terapia Sistémica

Es aquella que actúa sobre todo el organismo en contraste con un tratamiento local como es la cirugía o la radioterapia. Se administra o bien por vía intravenosa, o bien por via oral, por lo que se distribuye a todos los órganos.

Tratamiento Adyuvante

Incluso en etapas iniciales de la enfermedad las células tumorales pueden propagarse a través de la sangre. No son detectables por su pequeño tamaño, pero si se dejan evolucionar pueden producir metástasis en otras partes del cuerpo. Este tipo de tratamiento intenta erradicar esas células para evitar que en un futuro produzcan metástasis. El objetivo principal del tratamiento adyuvante sistémico es reducir el riesgo de recaída.

Existen diferentes modalidades de tratamiento adyuvante: la quimioterapia, la hormonoterapia y las terapias dirigidas. La utilización de una u otra dependerá del riesgo de recaída de cada paciente y del subtipo de cáncer de mama.

Seguimiento del cáncer de mama

Tras completar el tratamiento las pacientes deben realizar un seguimiento apropiado cada 4-6 meses los primeros 5 años y luego de forma anual. Debe incluir historia clínica y exploración física, así como una mamografía anual de la mama restante y de la contralateral.

También deberá hacerse un tratamiento ginecológico anual, sobre todo si el tratamiento ha incluido el Tamoxifeno , ya que su uso se ha asociado con un aumento de riesgo en enfermedades ginecólogicas.

Y en el caso que el tratamiento haya incluido inhibidores de la aromatasa, se deben incluir densitometrías periódicas para valorar la descalcificación ósea que pueden potenciar estos fármacos.